miércoles, 17 de octubre de 2007

Yolita...


Era de noche y mi hermana se preparaba para asistir a su trabajo en el turno nocturno en una tienda autoservicio. Tenia que caminar aùn cerca de un kilómetro hasta el lugar donde tomaria el transporte.
Al ir a despedirse de mi madre, esta le pidió que la esperara para encaminarla. Mi hermanà rehusò la petición, pero mi madre no le permitiò negarse.
Caminaron juntas buena parte del camino, platicando de cosas que parecìan sin importancia.Luego durante un trecho, anduvieron en silencio.
Mi hermana observò que mi madre parecìa cansada, y le dijo:
-Mamà, desde aquí puedo irme sola.
-Quiero acompañarte todo el camino hasta el autobús –le contesto mi madre.
-Pero entonces al subirme al autobús me quedarè preocupada pensando que regresarà sola. –objetò mi hermana.
Mi madre la miro con aquella mirada aùn tan luminosa, y le dijo:
-Esta bien. Cuìdese mija, y haga de cuenta que voy detràs de Usted, el resto del camino.
Mi hermana sintió su corazón estremecerse, y ganas de llorar, pero la besó y siguió adelante.
Días después, mi madre muriò.
Nos dejo, a mitad del camino, a todos sus hijos, con el dolor lacerante e interminable del resto del sendero sin ella a nuestro lado.
Dejo a mi padre destrozado y solo, sin la mitad de su corazón.
Se fue en silencio, mientras dormìa, descansando por fin de la tristeza que la acompañò siempre. Su corazón, tan cansado, tan frágil se quedó dormido en un suspiro, llevàndose con el la vida de mi adorada madre, el centro de mi corazón, el principio de mi vida.
Quisiera creer que ella ahora esta mejor. Quisiera creer que esta reunida con su amadisimo padre y con todos nuestros seres queridos que están mas allá de esta vida.
Quisiera pensar que por fin es feliz. Pero no lo sè.
Y el no saberlo incrementa mi dolor ante la insoportable posibilidad de jamás estar con ella de nuevo.
Lloro y me lamento por su muerte, aunque rio y me alegro por su vida. Ando el camino del llanto y cruzo el puente hacia la risa por momentos, y en realidad parece que he perdido la razòn.
Mi padre vaga por la casa acompañado de su recuerdo solamente, parece tan pequeño en su dolor, cuando duerme la cama parece tan vacìa sin su compañera de vida.
Camino por la casa de mi madre, desesperada, como un niño que no comprende la ausencia, que no acepta el hecho de que no volvera a besar a su madre nunca mas, y mi lamento, que comenzó aquella tarde de jueves, parece no terminarà jamás.
No lo acepto y sè que ha sucedido. Ella se ha ido.
No estara mas los domingos sentada en su mecedora, en el patio de la casa, rodeada de sus hijos. No cantarà mas por la casa. No verà crecer a sus nietos, quienes la amaban con todo su corazon.
No es posible. Mi madre. Mi mamita- ¡Por favor, no¡.
Este dolor sè, jamás terminarà. Estoy sola, desesperada y perdida. Totalmente desorientada.
El pilar que me sostenía cayò. Las lágrimas me inundan y ahogan.
Mi madre ha muerto. Y con ella ha muerto una parte de mi también-

1 comentario:

Floritere dijo...

lo siento mucho...
se me hizo un nudo en la garganta..
solo te puedo decir que tenlo por
seguro que tu madre esta bien...
por que el simple echo de ser una madre y haber criado hijos que son gente buena como tu, le hace ganar el cielo!

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