miércoles, 19 de diciembre de 2007

No habrá mas lágrimas en el cielo....


En el mes de julio de este año, casi empezando con el blog, publiquè un post, el cual titulè “Lágrimas en el cielo”. Tiempo después el periòdico “La Voz “ de mi ciudad natal, publico el post mencionado en su pagina cultural.
En el post, describia la historia que yo vivi acerca de la muerte de mi primo de 4 años, al ser atropellado por una combi, en un descanso del rio Monclova. Describi en el el dolor que vi, y que vivi, sin animo de ofender a nadie, y mas bien como un homenaje a la memoria de mi pequeño primo que se fue cuando apenas principiaba su vida, a causa de una imprudencia.
No hablè en este post acerca del perpetrador del hecho, imprudencial por otro lado, pero a quien, a pesar del perdón otorgado por mis tios, jamás olvidaron, y en el fondo si, guardaba rencor la familia por entero.
Yo no lo recordaba, no así mi mama y hermanas y mi tía, quienes sabían quien era y comentaban cuando lo veian por la ciudad. La herida se abrìa cada vez que lo veian, o sabían de el. El vivía y mi primito no. Era como vivir aquello mil veces aun. No había descanso para nadie.
Tres meses después de haber publicado el post, sucedió un accidente en la vecina ciudad de frontera. Otro atropellamiento. La victima también muriò por traumatismo craneoencefàlico. Me horrorizo la noticia, pero no paso a mayores. No era alguien que yo conociera.
Sin embargo, esa misma tarde, mi hermana me mostro el diario donde se publico la noticia, y me dijo:
Sabes quien es?
-No lo conozco-le contesté.
Entonces me dijo:
-Es el hombre que atropellò a Alles hace 21 años.
Me estremecì. Por las similitudes en las muertes de ambos. Porque pensé en el dolor de la familia de aquel hombre. No se si el recordaria lo que pasó y todo el dolor que se causo con su imprudencia. No hay culpables como dije. Pero me puso a pensar la forma en que las cosas suceden. El tuvo la misma muerte que proporcionò.
La familia jamás le deseò la muerte y ya habían pasado tantos años…. El dolor por la pèrdida nunca acabò. Pero aquel día supe porquè cuando vi. A mi tía, la madre del niño, aquel día, su semblante era tan sereno, e irradiaba tanta tranquilidad.
Por fin su hijo descansaba en paz.
Y todos nosotros también.

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