viernes, 15 de junio de 2012

CADA MAÑANA…

Aspirando el fragante aire de la mañana, miro el cielo mientras la luz comienza a llenar el dia. Cada mañana espero en la misma esquina el autobús que me llevara a mi destino.
Cada mañana, una joven madre espera a mi lado también. Lleva siempre en sus brazos, amorosamente envuelto en un cobertor a un pequeño niño de dos o tres años de edad, su hijo. El niño duerme apacible y confiadamente en braz...os de su madre. En su hombro ella lleva colgada una pesada bolsa con las cosas necesarias para su hijo. En su rostro se adivina el cansancio por el esfuerzo y la carga. Pero sonríe mientras observa el dulce rostro de su hijo dormido. Cada mañana, ella desciende trabajosamente del autobús en la misma esquina en el centro de la ciudad, y allí, entrega el niño y la bolsa a una mujer que con igual amor recibe en sus manos al pequeño, quien abre sus ojos momentáneamente cuando su madre en señal de despedida lo besa en la mejilla.
Toda mi vida he trabajado. He tenido que dejar a mis hijos en casa, o al cuidado de mis familiares incontables ocasiones. He estado demasiado tiempo fuera.
Pero nadie sabe.
Nadie sabe que cuando me iba de casa y dejaba a mi Javier al cuidado de mi madre, aunque sabia que era lo mejor, y que no podía estar en mejores manos, mi corazón se estremecía por la idea de dejarlo. Y esto me sucedió con cada uno de mis hijos. Aunque pareciera que no me importaba dejarlos o que no los extrañaba, una parte de mi se quedaba con ellos mientras la parte que se iba conmigo, estaba todo el dia pensando, que estaría haciendo, si lo estarían cuidando bien, si no le sucedería nada malo.
Ahora que mis hijos son mas grandes, son otros temores los que me asaltan, quisiera poder ser omnipresente, quisiera estar ahí, pero tengo que ir a trabajar.
Algunas veces pienso que ellos quisieran que yo estuviera mas tiempo a su lado, y me siento culpable por tener que dejarlos, no se si algún dia llegaran a comprender que lo hago todo por ellos, que los cargo en mis brazos mientras duermen, como aquella madre que todas las mañanas miro en la parada del autobús, y que los sostengo, y los arropo sin despertarlos, solo deseando que estén bien, que sus vidas crezcan y fructifiquen de la mejor manera posible.
Espero que se den cuenta, pero no para que me lo agradezcan, porque lo hago con amor y porque es mi obligación hacerlo, si no para justificar si en algún momento ellos se han sentido solos, abandonados por mi.
Cada mañana, al despedirme de ellos, las personas mas importantes de mi vida, para ir a mi trabajo, camino por las adormecidas calles de mi ciudad, con sus rostros en mi mente, deseando que estén bien, y cada mañana al mirar a aquella amorosa madre con sus hijos, recuerdo, que es lo que me hace levantarme cada mañana, que es lo que me anima a esforzame, me recuerda el amor incondicional de mi madre, y lo que verdaderamente es importante para mi en la vida: mis personitas, mis

amores, mis hijos…..

1 comentario:

hanna dijo...

Hermoso!! Los hijos son lo mas bello que nos pasa en nuestras vidad, como no cuidarlos y amarlos.
Un beso

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