martes, 18 de septiembre de 2007




Mi carrera como sufridora profesional se inicio a muy temprana edad, cuando descubrÌ en el closet de mis tias las revistas “Susy, Secretos del Corazòn”.
Ellas eran unas adolescentes en aquella época y vivian suspirando por Jorge Rivero y recortando del periodico las caricaturas de “Amor es…”, para pegarlas en sus libros de la academia.
Tenían una colección de unos 80 ejemplares o mas de la revista de Susy, junto con otros ejemplares de “Tù”. Pero a mi me encantaban las historietas de Susy., donde el amor siempre triunfaba y la chica “buena” terminaba tomando la decisión correcta. aunque por lo general el sexo prematrimonial no existía, el divorcio resultaba algo chocante y si alguna chica no era virgen se debía a que había estado casada antes.
En estas historietas de amor podía aparecer una chica con veleidades de autonomía y hacer su experiencia como dueña de un restaurante en Alaska, con modales desenvueltos y jeans bien puestos. Hasta que aparecía el hombre indicado, una situación de riesgo, ella se ponía un vestidito y se acicalaba, y él sentenciaba: “No hay nada más poderoso en el mundo que una chica bonita”. Ella asentía: “Creo que en adelante olvidaré mi tonta idea de actuar como un hombre”.
Un verdadero baño de literatura rosa. He escuchado por ahi, que ese tipo de lecturas moldeaban el pensamiento de las niñas o casi mujeres para que se convencieran de que para ellas lo mejor era el hogar, la protecciòn del hombre y que el siempre tenia la razòn.
Difiero en ello por la razòn de que debo haber leìdo cada ejemplar por lo menos 4 veces y a pesar de que a la larga terminè casàndome, no soy precisamente un modelo de mujer abnegada y sumisa.
Mi marido de hecho, piensa que me educaron como a aun hombre. No se queja, creo que le causa gracia pero a mi no me la hace cuando èl dice: “Es que no es mujer, es travesti”.
Nunca me compraron una muñeca Barbie , aunque la pedì muchas veces (y afirmo mi idea de que a veces que no te den lo que quieres es una bendiciòn), y algún psicologo avispado dira que parte de mi comportamiento se debe a que no me la compraron.
Mi educación como mujer de hogar, y futura esclava sumisa de algún hombre que seria todo para mi, se frustrò de manera por demàs dràmatica, el dia que vi llorar a una de mis tias porque un chico listo se aprovecho de ella y la abandonò.
Mi tia era una adolescente con un cuerpo envidiable y que cuando bailaba musica disco (siempre la recuerdo bailando “Brown Girl in the ring”) embobaba a quien la miraba.
Para mi fue traumàtico ver a mi tia, que para mi era una reina alegre, tan triste, tan sola, y entonces con un infantil discernimiento, decidi que esas novelas que ella leia y que yo leia, eran mentira.
Que, como mi madre repitiò, toda la vida, la vida no es de color de rosa, y que no todo se resuelve con un superbeso al final de la historieta.
Las historias mas abundantes en la vida, que siempre son las mismas y solo cambian de protagonista, las de la vida real, fueron las que decidì serian en adelante en las cuales fijaria mi atención.
No todas las rubias son buenas ni todas las morenas malas. En esta hstoria que se llama vida, no puedo enamorarme del muchacho bueno, por mas que quiera y sigo enamorada del malo.
En esta historia, una que seria inimaginable ver en las pàginas de “Susy”, las mujeres estudiamos y trabajamos, y si decidimos casarnos, deseamos continuar con nuestra carrera, y si nos va mal en el matrimonio, nos valemos por nosotras mismas.
Adorè las historietas de “Susy” por muchos años, pero fueron el precedente en el cual “pintè mi raya”, y no me obsesionè tanto con las historias y es que Los secretos del corazón de las heroínas de Susy se despejan cuando, luego de sufrir un poquito, meter la pata o resistirse, encuentran al hombre que el destino les tenía reservado para hacerlas felices.
Cosa que no siempre sucede en la vida real. Pero el universo de “Susy” se ha ganado un lugar aparte en los corazones de quienes crecimos en los 70s, oiamos musica disco y mirábamos con làgrimas en los ojos a “Candy” en la tv, suspirando y diciendo: “Anthony….”
La vida no siempre tiene finales felices, pero este escrito agridulce lo terminarè empalagado con un poquito de melaza de “Susy”, Secretos del Corazón: En “ Entre dos amores”, Ana no sabe si ama a Adán, el formal, o a Jaime, el mundano. Cuando desfallece en brazos de Adán, comprende que él es el hombre de su vida. Sin embargo, en la fiesta de compromiso aparece Jaime, la atracción resurge, Ana se deja engatusar y huye con él. Por fortuna no llega lejos: se acaba la gasolina, y Jaime hace un comentario despreciativo sobre Adán. A ella se le hace la luz y regresa rauda a la fiesta. El bueno de Adán ya se estaba inquietando:–¿Dónde estabas? ¿Te perdiste?–Sólo un momento, Adán, pero aquí estoy.SUPERBESO. Fin.

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