martes, 25 de septiembre de 2007

Que va a decir la gente?....






Mi compañero y yo vagàbamos por el mercado sobre ruedas, al que usualmente en México llamamos “pulga” y donde se vende de todo, nuevo y usado, mientras hacìamos algunas compras.
Habiamos encontrado algunas cosas muy buenas a precios bajisimos, y èl llevaba la enorme bolsa con las compras que hasta ese momento habìamos hecho.
Se acercò a un puesto donde tenían una enorme cantidad de grandes cajas de cartòn repletas de aparatos elèctricos, que para mi compañerito son como miel para las moscas, y ahi se detuvo horrores de tiempo, luchando entre el gentìo para observar los artìculos.
Yo seguì mi camino, sabiendo que se iba a entretener mucho en ese puesto. Un rato después llego a donde yo estaba muy contento. En la mano llevaba un aparatejo, del cual me explico su funciòn y que solo con un pequeño arreglo quedrìa como nuevo.
Yo no entendì gran cosa, sobre todo porque mi atención estaba centrada en que èl llevaba el aparatejo en las manos. Solamente eso llevaba. No vi por ninguna parte la voluminosa bolsa con las compras.
-Y la bolsa?
Me miro con una expresión tan perpleja y después tan acongojada (la mayoría de las cosas en la bolsa eran mias) que no pude enojarme con èl-
-Se me quedó en el puesto. Espèrame.
Lo dejè ir, aunque sabìa que no la iba a encontrar. Regresò muy afligido con las manos vacias. No estaba. Me mordì la lengua, hice de tripas corazòn y le dije, ya ni modo. No te preocupes.
De pronto se quedó mirando a una mujer que estaba frente a nosotros, de espaldas, cargando varias bolsas. Era bastante llamativa, del tipo que le gustan a èl así que pensè que po eso la miraba. Me dijo:
-Esa mujer estaba junto a mi en el puesto.
Yo le creì porque era IMPOSIBLE que a el le hubiera pasado desapercibida una mujer así, y lo mas probable es que la hubiera mirado a sus anchas y con todo detalle aprovehando que yo no estaba.
A mi vez, yo comencè a mirar las bolsas que llevaba y en una muy voluminosa y en la cual se adivinaban las formas de lo que contenìa, reconocì la nuestra.
Ella debiò sentir nuestra mirada porque volteò y al mirarnos, de inmediato caminò en otra direcciòn, nerviosa.
Yo mirè a mi compañero, su desolación al no estar dispuesto a reclamar lo nuestro y me decidi.
Mas adelante encontre de nuevo a la mujer, y decidida, me acerquè a ella.
Disculpe- le dije- creo que por error tomò una bolsa que me pertenece.
Ella se puso a la defensiva y me dijo que no, que todo lo que traía era suyo.
Yo insistì lo mas amablemente que pude. Le dije:
-Entonces, no tendra objeción en mostrarme lo que trae en esa bolsa-dije señalando la bolsa.
-No tengo porque mostrarsela – me dijo altivamente.
Entonces levantè un poco mas la voz:
-Yo se que la tomò por equivocación pero si no me la quiere mostrar, entonces pensarè que lo hizo a propòsito. Solamente quiero ver que en esa bolsa no están tales cosas- y enumerè cada uno de los art`culos que habìa comprado.
Un corro de gente nos habìa rodeado. Me intimidè un poco, pero yo tratè de ser amable y darle una salida para empezar.
Por fin, viendo que no estaba dispuesta a irme, ella vaciò el contenido de la bolsa y me dijo:
-Ahí està, yo me la encontrè deberia cuidar mejor sus pertenencias.

En fin, recuperè mi bolsa, y mi compañero se alegrò por primera vez por lo que siempre critica de mi: mi propensión a no dejarme, a defenderme, y protestar cuando debo.
La verdad es que no lo hago a propòsito. No puedo quedarme callada y esto si, me ha acarreado cosas buenas, como recuperar pertenencias, lograr beneficios, y evitar injusticias.
Pero tambièn me ha acarreado problemas. Sobre todo porque en ocasiones es mucho mejor utilizar la diplomacia. Muchas veces me han dicho que atrapas mas moscas con miel que con hiel. Pero en realidad no estoy muy segura de querer atrapar moscas. Eventualmente he salido de los problemas que yo misma me he causado con este rasgo tan “folclòrico” (como lo llama mi compañero) de mi personalidad.
Si, se que lo he avergonzado a veces con mi actitud, sobre todo porque uno de mis principales problemas es mi creencia de que no tengo que darle gusto a nadie. Cuando el me reclama le digo: “Esa gente que dices que me critica, ni me da de comer ni me preocupa en lo mas mìnimo y si miran estos defectos de mi pues peor para ellos porque no habràn aprendido nada bueno”
Precisamente anoche al llegar a nuestra casa, se estaba estacionando un hombre en el lugar donde nosotros aparcamos la camioneta. Mi compañero habìa optado por estacionarse a casi dos cuadras para no decirle nada a aquel hombre. Yo me baje de la camioneta y, amablemente le pedi que se estacionara en otra parte porque yo vivìa ahi y en ese lugar ponia mi camioneta.
El hombre en cuestion se me quedó viendo un momento. Pensè que se iba a poner difícil. Pero sonriò y me dijo:
Claro señora, disculpe.
Bueno al menos Sali bien librada de esa. Mi compañero me miro con resignaciòn. Creo que ya està entendiendo que no puedo quedarme callada.
Yo se que tal vez si, a veces me paso. Como cuando voy en chanclas al centro, cuando por distracción me pongo zapatos distintos en cada pie y no regreso a cambiarmelos (aunque al final nadie se da cuenta), o cuando discuto con mi jefe en turno por algo que creo injusto.
Se que en ocasiones a el le molesta que sea así. Pero a mi vez, me molesta que mi compañero este tan dispuesto a renunciar por no tener problemas. Igual que mucha de la gente que conozco.
Pero igual el tiene que lidiar con mi forma de ser. En el ínterin de nuestra relacion nos vamos acomodando y modificando, el continuo roce va redondeando las aristas y permitiendonos estar a gusto uno junto al otro.
En este momento de nuestras vidas, el a veces me critica pero no me pide que cambie. Alguien tiene que protestar a veces. Y alguien tiene que ser mesurado y reflexivo y ese es el. Lo bueno es que es mas alto y mucho mas fuerte que yo. Por si me salgo de control.
No he afectado a nadie seriamente con esta forma de ser tan difícil de comprender por toda mi familia. Y mi compañero esta tan acostumbrado que ya prefiere decirme chile piquin, que discutir conmigo.
Aun así no me han faltado momentos bochornosos.
Mi compañero realizo una pequeña figura femenina en madera, hincada cubiendose el rostro, y me la regalo. Yo la apreciaba mucho mas por el valor sentimental que otra cosa.
Un día la llevaba en la mano junto con otras cosas y de pronto me di cuenta que la había tirada. La buscamos por la plazuela sin verla. Mas adelante observe a dos mujeres que se inclinaban a recoger algo, y luego seguian caminando. Fui hacia ellas, convencida que habían recogido mi estatuilla, cuando subieron a un camiòn de transporte pùblico. Una cuadra adelante yo le hice la parada al camion y subi. Localicè con la mirada a las mujeres y me dirigì a ellas..
-Disculpe, no recogieron ustedes una figurita de madera que estaba tirada en la plazuela.
Las dos me miraron extrañadas y me dijeron que no. Mirè por la ventana y vi a mi compañero que trataba de llamar mi atención, haciendo grandes aspavientos. En la mano tenia la figura de madera.
-Perdòn, musitè a las mujeres y bajè del camiòn.
OOoooops¡ Lo hice de nuevo….
Y estoy segura que lo volverè a hacer….

1 comentario:

Jacqueline Sokolovic dijo...

Gracias por haber ido a mi blog. Espero continuar con nuestra virtual amistad.

Y realmente es muy bello tu blog.

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